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7

Nunca encuentro ese consuelo,
y mi alma… adolorida,
me dice… que en esta vida
no hay más que resignación.

¡Cuántas veces delirante
he pensado en el suicidio;
pero luego en el instante
desecho el fatal delirio.

Entonces cuando mi mente
ha vuelto ya a la razón,
me aconseja el corazón
que me resigne al martirio.

Cobarde… sí… sí… muy cierto
es aquel que en su camino
comete tal desatino
llevado por el dolor.

Pues cierto es que aquel que sufre
los rigores de la suerte,
piensa que sólo la muerte
se los podrá al fin calmar.

Yo que tiempo hace soy huérfano,
yo, que sufro tanto, tanto,
sólo me consuela el llanto,
pues es muy grato llorar.

Algún día en mi camino
el consuelo encontraré;
y si no, pues moriré
exclamando: ¡es mi destino!