La transcripción de este folio ha sido corregida
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Coplillas Picarezcas.
Una vieja en un espejo
se miraba la barriga;
y decía suspirando:
¡qué fábrica tan antigua!
Mi marido está malito;
yo estoy a su cabecera,
con un rosario en la mano
pidiendo a Dios... ¡que se muera[!]
Las [beatitas] de este México
cuando van a confesarse
lo primero que preguntan
si es muy simpático el padre.
Anoche me enamoré
de una muchacha bonita;
esta mañana la vi
y ¡era tuerta la maldita!
Querer una, no es ninguna,
querer dos es falsedad;
querer tres y engañar cuatro,
eso es gracia que Dios da.
Las mujeres de estos tiempos
son como las avellanas;
de ciento sale una buena
y noventa y nueve vanas.